viernes, 10 de diciembre de 2010

Apatía democrática

El último Barómetro del CIS de noviembre revela de nuevo el escaso interés de los españoles y españolas por la política.

Como se hace eco la noticia de
El País, las instituciones que emanaron de la Transición son desconocidas y poco apreciadas. El barómetro de noviembre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que un 57,5% de los españoles conoce muy poco o casi nada el texto de la Constitución de 1978 y, aunque estén bastante o muy satisfechos con el texto, un 54,1% considera que habría que modificarla, frente a un 24,7% que aboga por dejarlo tal y como está.

El estudio también refleja que los españoles consideran bueno el armazón del sistema nacido de la Constitución pero desconocen o critican las distintas instituciones que lo garantizan. Así, un 50,7% está satisfecho con la forma en que funciona la democracia en España, frente a un 47,1% que no lo está.

Parece que estamos satisfechos con lo que tenemos, aunque lo valoremos con cierto desapego, y como se pregunta Jose María Ruiz Soroa,
¿funciona la democracia en automático?.
Este abogado pone el énfasis en un aspecto destacable de nuestras sociedades postmodernas: el cinismo democrático. La sociedad asume una actitud de consumidora política y se ahorra los costes de la implicación. El sistema estaría funcionando de una manera aceptable a pesar de (o gracias a) la absoluta carencia de “virtud ciudadana” en la población.

Pero como también advierte, los indicadores de buena calidad institucional dejan de lado que la sociedad civil no tiene músculo democrático. Si esto va ligado a a unas élites caracterizadas por sus bajas atención y responsabilidad, producen unos rendimientos institucionales muy pobres.

¿Funciona nuestra democracia gracias o a pesar de nuestra apatía?. ¿Esta situación puede afectar a la resiliencia o capacidad del sistema para afrontar retos futuros?.

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